Artículo de opinión de José Manuel Sayagués

Artículo opinión José Manuel Sayagués

(Articulo publicado en el díario El Economista el día 25 de abril de 2019)

El próximo 28 de abril se celebrarán unas nuevas elecciones generales en las que Correos, de nuevo, jugará un papel fundamental como prestador de servicios básicos a la sociedad y a la economía. Nadie debe olvi­dar que Correos es de las pocas instituciones del Estado que mantiene su presencia en todo el territorio nacional, lo que le otorga la carac­terística de ser uno de los elementos funda­mentales para la vertebración territorial y el fomento de la cohesión social sin la que no es posible el crecimiento económico.

Tras el resultado del pro­ceso electoral y una vez formado el nuevo Gobierno, los empleados de Correos revivirán una situación de desasosiego por las perma­nentes convulsiones que sufre nuestra organización con los cambios de orientación política. Por ello esperamos que el proceso posterior a las elecciones del domingo posibilite el marcó de tranquilidad que precisa la enti­dad postal para afianzar su futuro.

Refiriéndonos a cuestiones concretas, debe­mos señalar que los recientes ataques en algu­nos medios al Servicio Postal no dan tregua y provienen de todos los ámbitos, tanto desde las instituciones públicas (CNMC) como de organizaciones pseudoprivadas como la Airef o el Instituto Coordenadas. Los envites de estas últimas tienen un denominador común, que no es otro que el cuestionamiento de la viabilidad económica de Correos. Sus estudios y proyecciones se basan en datos correspon­dientes a los periodos más críticos de Correos obviando los esfuerzos realizados en los últimos tiempos. Sacrificios que han afectado al total de la plantilla -reducción de15.000 puestos en seis años- incluidas las Organizaciones Sindicales que ostentan la representación laboral que, en aras de la supervivencia de la empresa, han tenido que renunciar, temporalmente, a la ética de sus convicciones en favor de la ética de la responsabilidad.

Los resultados ya son palpables. Según hemos podido averiguar de fuentes solventes, las pre­visiones oficiales para 2019 indican que las pérdidas de Correos se reducirán en un 90 por ciento y los ingresos superarán la cifra de los 1.900 millones, unas estimaciones que, según nuestros cálculos, harían que Correos se situa­se en la senda de los beneficios. La obtención de ingresos por encima de los 1.900 millones, con los costes en sus actuales niveles, supone, según nuestras series estadísticas, entrar en el umbral de los beneficios o como mínimo en el punto de equi­librio (Break Even).

«El servicio postal público favorece el avance económico y su dirección debería tenerlo en cuenta»

Los datos anteriores son públicos y contrastables, por lo que desde UGT no entendemos cómo organi­zaciones, supuestamente prestigiosas, se ocupan rei­teradamente de cuestionar el potencial de Correos, de lo que no podemos más que colegir la existen­cia de intereses ocultos que afloran siempre que Correos avanza su posición en los mercados en los que compite y especialmente en el de la paquetería. Parte de este sector, que sis­temáticamente denuncia a Correos por prácticas anticompetitivas, debería aceptar que su problema no es Correos sino su modelo de negocio de bajos costes, baja rentabilidad y estructura laboral en la frontera de la legalidad. Las empresas de paquetería deberían cen­trarse en la forma en la que participan en el mercado, algo que alguno ya empieza a plantearse. Así, el consejero delegado de Seur ha manifestado en un diario económico el pasa­do 8 de marzo que “afinará su estrategia para subir los precios y evitar la jibarización de los márgenes en el conjunto del sector”. Igual­mente, la muy cuestionada desde su creación CNMC no solo debería dejar de observar exclu­sivamente a Correos, aun a pesar de ser el incumbente. La CNMC, además de preocu­parse de que Correos no perturbe los merca­dos en los que participa, debería reconocer que Correos tampoco es una empresa cual­quiera. Correos cumple con otros cometidos públicos al margen de la obtención de beneficios empresariales. Es también un agente para la cohesión social y el desarrollo económico.

La Comisión debería contribuir en los cál­culos para la determinación de la carga injus­ta que soporta Correos por la prestación del SPU, tal y como está establecido en la actualidad para terminar con el falso debate de la subvención del Servicio Públi­co Universal. UGT no quie­re más que la retribución que le corresponde a Correos por la carga que soporta. Además, sorprende que el presidente de la CNMC efectúe declaraciones contrarias al Servicio Postal en todas y cada una de las últimas convocatorias electo­rales. ¿O acaso es coinci­dencia que las declaraciones se produzcan 20 días antes de la celebra­ción de las elecciones?

«La empresa acierta al centrarse en el fomento de la diversificación de ingresos»

Desde UGT entendemos que el próximo Gobierno debería prestar especial atención al Servicio Postal para afianzar de forma estruc­tural la beneficiosa situación coyuntural que atravesamos. Correos últimamente ha acertado focalizando su actividad en el fomento de la diversificación de ingresos y aunque ya las medidas adoptadas empiezan a tener alguna relevancia en su volumen de negocio (el 28 por ciento del total de sus ingresos ya no pro­viene del postal tradicional) se debería seguir avanzando en esta senda con productos de mayor valor añadido. El diseño estructural de Correos lo permite. Las actividades de Correos utilizan de forma intensiva las nuevas tecnologías (Inteligencia Artificial, Big Data, etc.). De hecho, la entidad postal forma parte de la industria 4.0. y constituye un soporte para numerosos sectores ajenos al postal (publici­dad, mercado retail, sector financiero, paque­tería, mercados digitales, turismo, mercado inmigrante e internacional). El sector postal todavía tiene trayectoria mediante la aplica­ción de valores añadidos a sus productos tra­dicionales, así como mejorando sus precios y aceptando que los actuales 2.700 millones de envíos postales al año no van a desaparecer fulminantemente. Correos posee un sistema productivo tan digitalizado que tiene ante sí el desafío de potenciar la innovación y el dise­ño para participar en la economía de los datos.

Para avanzar en todo lo anterior pensamos que, siendo objetivos, Co­rreos no necesita, en puridad, el consabido y manoseado Plan Estratégico (que ocurre cada vez que hay un cambio de gestor) sino un conjunto de planes de negocio realistas que afiancen las líneas de trabajo que ya existen y que deberían con­figurar una suerte de Plan de Acción con el objetivo de transformar lo que hoy es una coyuntura favorable en una solución estructural. Si esto es así, el empleo y la mejora de las condiciones laborales y salariales de los trabajadores postales podrán resituarse en el lugar que les corresponde sin riesgos y, sobre todo, acordes con las nuevas capacida­des que se van a precisar dada su transfor­mación digital.

Desde UGT sostenemos que los dirigentes de Correos que salgan del próximo proceso electoral deberán afrontar su gestión de forma realista, valiente y determinada, teniendo en cuenta las fortalezas mencionadas. Los servicios públicos postales no tienen por qué sopor­tar más situaciones críticas. En tal sentido, esperamos y deseamos que, después del día 28, en Correos impere el sentido común.

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