La FeSP-UGT valora positivamente el grado de humor y sátira con que su publicación pone de manifiesto los difíciles tiempos que vivimos. Hace falta conocer en el lenguaje de la calle el estado de la sociedad en momentos de crisis.
Sin embargo, tenemos un “pero” que poner a su artículo del día 2 de septiembre sobre “Los consejos mas fresquitos para sobrellevar la cola del paro este septiembre”, donde mezclan calor con mala atención e incluso ineficiencia.
Los trabajadores, funcionarios y laborales, del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) no solo no son grises (del alma no hablamos) sino que desarrollan su labor, dados los medios y las circunstancias, con una profesionalidad digna de encomio.
Con salarios muy por debajo de la media, sufren diariamente todo tipo de insultos, vejaciones, amenazas y agresiones físicas y psíquicas que han llevado a este colectivo a encabezar el índice de mayor violencia en el ámbito laboral de la Administración general del Estado. Son numerosos los casos que el Servicio de Prevención del organismo evalúa mensualmente y las denuncias presentadas ante las autoridades competentes. Incluso dadas las circunstancias, ha sido necesario crear un Protocolo de actuación frente a la violencia en el trabajo, ampliado posteriormente a toda la AGE.
Desde UGT, respetando la sátira, no podemos permitir que se fomente la intimidación, la agresión y las amenazas. Los trabajadores del SEPE no tienen la culpa del sistema; son los ejecutantes del mismo, en muchos casos a su pesar, pero son el primer referente que el ciudadano encuentra al dirigirse a la Administración. Desde UGT siempre hemos dicho que los trabajadores no son culpables de que el modelo de Administración Pública no funcione, ya que también somos ciudadanos afectados.
Les pedimos que, en última instancia, consideren que no son precisamente los trabajadores de estos organismos los responsables del alto desempleo que padece nuestro país. El Gobierno del PP ha destruido casi 400.000 empleos públicos en la última legislatura y ha precarizado sistemáticamente salarios y condiciones laborales en todos los ámbitos. Culpar de este estado de cosas a los trabajadores que tienen que dar la cara diariamente por este estado de cosas nos parece indigno de un diario que si precisamente nos gusta es por su costumbre de meter el dedo en el ojo del poder.
Por ello, solicitamos por su parte una rectificación editorial que salvaguarde la dignidad de los empleados públicos a los cuales defendemos y no fomente, ni siquiera en aras del humor, la violencia en ninguno de sus grados.
