El día uno de mayo de 1886

1 mayo 1886

El 1º de Mayo

El día uno de mayo de 1886, convocada por el sindicato más poderoso de la época, se inició en las principales ciudades de Estados Unidos una huelga indefinida en demanda de la jornada laboral de ocho horas. Como complemento de las jornadas de huelga se convocaron y celebraron en todas ellas multitudinarias manifestaciones, que fueron duramente reprimidas en ciudades como Milwaukee, Filadelfia, Louisville, St. Louis, Baltimore y, principalmente, en Chicago.

En esta última el saldo fue de seis muertos y medio centenar de heridos, por lo que los dirigentes del movimiento convocaron una concentración para el 4 de mayo en el Haymarket Square, acto que terminó con un bombazo que alguien lanzó sobre el cuerpo policial, provocando la muerte de un policía y varios heridos. Dicho acto fue utilizado como pretexto para abrir fuego contra los trabajadores, matando a varios y causando 200 heridos, y para el arresto del inglés Fielden, los alemanes Spies, Schwab, Engel, Fischer y Lingg y los norteamericanos Neebe y Parsons, los cuales tuvieron que sufrir un proceso fraudulento, con pruebas falsas y graves irregularidades procesales, que concluyó con la condena a muerte de todos ellos, excepto Neebe, que fue condenado a 15 años de prisión.

Finalmente sólo Parsons, Spies, Fischer, Lingg y Engel, fueron ejecutados, pero se logró la reivindicación pretendida. Y fue en honor a la lucha por la jornada de ocho horas, y en memoria de los llamados desde el origen “mártires de Chicago”, que en julio de 1889, por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, fue declarado el 1º de mayo Día Internacional del Trabajador.

El día 1º de mayo, pues, los trabajadores de la inmensa mayor parte del mundo industrializado, celebramos una victoria: la de la jornada laboral de ocho horas, que siglo y medio después sigue siendo un derecho indiscutido de los trabajadores del mundo desarrollado, a pesar de las constantes agresiones de que está siendo objeto por los depredadores capitalistas. Y homenajeamos a unos mártires, aguerridos sindicalistas (sí, sí, sindicalistas; que nadie dude de su condición) que pagaron con su vida el precio de aquella victoria.

Y lo celebramos con respeto y emoción todos cuantos nos sentimos parte de la clase obrera, sea cual sea nuestra ocupación u oficio, y nuestra circunstancia y coyuntura personal. Pero no lo festejamos. Porque para nosotros no es un día de fiesta: es un día de reivindicación y lucha, un día de autoafirmación, un día de reconocimiento de los muchos logros alcanzados por el movimiento obrero, a base de tesón y esfuerzo, desde aquella fecha gloriosa y trágica de 1886.

Por eso nos ofende tanto que desde tantas instancias, interesadas e inanes, que de todo hay, se pretenda reducir el 1º de mayo a “la fiestecita de los trabajadores” y que se destaque un millón de veces más su carácter festivo que el conmemorativo. Y nos ofende todavía más que columnistas de medio pelo, con mucha más mala baba que conocimientos, y haciendo gala de enmohecidos resabios machistas, se parapeten tras un pseudónimo que les viene grande, y pontifiquen sobre para quién es o deja de ser fiesta el 1º de mayo. Por favor, un poco de respeto.

Francisco Estravís Fernández

Secretario General de la FeSP – UGT de Zamora.