5 de marzo, Día Internacional de la Eficiencia Energética

5 de marzo Día Internacional Eficiencia Energética

El 5 de Marzo, desde 1998 se celebra  El Día Mundial de la Eficiencia Energética (World Energy Efficiency Day). Esta iniciativa surgió en la Primera  Conferencia Internacional de la Eficiencia Energética que tuvo lugar en Austria en ese año. El objetivo no es otro que  sensibilizar a todas las personas sobre la necesidad de reducir el consumo energético mediante un uso razonable y sostenible de la energía.

Es una fecha propicia por tanto, para que reflexionemos  sobre el uso racional que le damos a la energía, y actuar en consecuencia.
“Eficiencia energética” significa  básicamente hacer un buen uso de la energía, es decir, optimizar los procesos de producción y consumo de energía, apostar por fuentes de energía renovable en detrimento de los combustibles fósiles, fomentar el consumo responsable y promover el reciclaje entre otros, todo ello para  intentar frenar el cambio climático y en consecuencia ayudar  a mejorar el Medio Ambiente.

Contribuir a la eficiencia energética no significa prescindir de las comodidades y renunciar a la calidad de vida, simplemente con disminuir el uso de la energía que empleamos en nuestro día a día, obtendremos  los mismos bienes y servicios energéticos empleando para ello menos recursos.

UGT considera que los trabajadores y trabajadoras debemos estar involucrados en el día a día y contribuir con acciones muy sencillas todos los días del año y no únicamente el 5 de marzo:

  •  Realizando todas las tareas que podamos  aprovechando las horas de luz natural.
  • Apagando las  luces y dispositivos electrónicos (equipos informáticos, fotocopiadoras…) al acabar la jornada laboral, así promovemos un consumo inteligente (usar solo aquella energía que se va a utilizar)
  • Beneficiarnos de la climatización sólo cuando es necesaria, utilizando los sistemas naturales cuando la temperatura  sea la adecuada
  • Priorizar el transporte público o la bicicleta frente el vehículo privado. El sector transporte rodado, supone casi el 50%  del consumo energético. En la ciudad, el 50% de los viajes en coche son para recorrer menos de 3 km, y un 10% para menos de 500 m. Si evitamos el  coche reduciremos las emisiones  de Gases de Efecto Invernadero (GEI) yobtendremos importantes beneficios medioambientales.

Nuestro esfuerzo y colaboración es importante pero desgraciadamente no suficiente,  necesitamos políticas que acaben con este modelo de desarrollo económico insostenible y den respuesta a los problemas que tenemos en la actualidad.

El 2º PLAN DE ACCIÓN NACIONAL DE EFICIENCIA ENERGÉTICA DE ESPAÑA 2011-2020, expone las medidas a implantar hasta el 2020.  La Administración Central,  como impulsora del desarrollo sostenible tiene la responsabilidad de impulsar y desarrollar cada una de las medidas incluidas en este Plan.

Para FeSP-UGT es fundamental facilitar la movilidad de los trabajadores casa-trabajo para evitar el uso del vehículo privado con baja ocupación, y fomentar el uso de modos no consumidores de energía fósil, como la marcha a pie y la bicicleta. Para ello, necesitamos contar con  medios de financiación del transporte público, planes de movilidad de  las Empresas para sus empleados.  Según este Plan, en el año 2020, todas las empresas de más de 100 empleados deberán haber realizado planes de transporte para sus empleados (unas 15.000 empresas) y estos planes deben recogerse  en el marco de la negociación colectiva o el diálogo social.

Apostamos por  un modelo de  producción y consumo justo y sostenible, basado en el uso eficiente de los recursos y un cambio de las tecnologías fósiles a las renovables, acompañado este proceso de un marco de transición justa que asegure el empleo de calidad a las personas afectadas. Para ello, la negociación colectiva y los convenios colectivos son herramientas fundamentales que los sindicalistas debemos utilizar para a lograr cambios en los centros de trabajo y  facilitar una transición justa hacia una sociedad con bajas emisiones.

Es muy importante desarrollar programas de educación y capacitación medioambiental así como la necesidad de asegurarse  que los representantes sindicales reciban información y capacitación sobre cuestiones medioambientales para que puedan desarrollar con seguridad su labor.

Del mismo modo se deberá establecer un marco jurídico definido, previsible y estable y que asegure la democratización de la energía.